TERAPIAS Y TRATAMIENTOS
Infancia y Adolescencia
La Infancia es una etapa asociada a la felicidad. Pero no siempre nuestros pequeños lo tienen fácil. Para ello necesitan un pleno desarrollo en todas las áreas de su vida, y la oportunidad de disfrutar de cada situación (colegio, hogar, amigos) con una buena adaptación.
La Adolescencia, por otro lado, supone una etapa de autodeterminación. Un camino duro para muchos chicos y chicas que viven cada momento de cambio con una gran intensidad. Comienza el plantearse retos independientes, el desapego de sus referentes, el vincularse y compararse con sus iguales, el cuestionamiento de muchos valores que les habían guiado hasta el momento…
Los Psicólogos ofrecemos las herramientas necesarias para que los menores aprendan recursos para superar las dificultades y puedan vivir de este modo con total plenitud cada etapa.
- Problemas afectivos y de adaptación emocional.
- Depresión.
- Adicciones (móvil, juego, sustancias...).
- Problemas escolares.
- Dificultades en el control de esfínteres.
- Trastornos del sueño.
- Problemas de conducta y trastorno desafiante.
- Trastornos de ansiedad (fobias y miedos, ansiedad de separación, fobia social, ansiedad generalizada...).
- Problemas de celos.
- Dificultades en el control de impulsos.
- Problemas escolares (con sus iguales, ansiedad ante exámenes, dificultad de concentración...).
Adultos
Desde un enfoque cognitivo-conductual y con técnicas de la terapia de Tercera Generación y de la Psicología Positiva se abordan los distintos problemas susceptibles de tratamiento psicológico.
La depresión puede hacernos sentir que nuestro presente no tiene sentido, y que nuestro futuro carece de esperanza. Distorsionamos el modo de interpretar los acontecimientos de nuestra vida, sintiendo cansancio, falta de vitalidad, desmotivación por aquellas cosas que antes daban sentido a nuestro día a día. Nos cuesta prestar atención, tenemos constantes olvidos, y hacemos una crítica despiadada a nuestra persona.
Es la anticipación negativa de acontecimientos futuros. Pensamientos del tipo: “No voy a poder”, “Va a ir mal”, “Voy a sufrir”, etc., son la base de la mayoría de los trastornos de ansiedad. Nuestro cuerpo reacciona ante ello preparándose para un posible peligro con síntomas que en dicho momento suman malestar (taquicardia, rubor, dificultad para respirar, tensión muscular, etc.). Dentro de los trastornos de ansiedad encontramos desde el Trastorno Obsesivo Compulsivo, Fobia Social, Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno de Estrés, Trastorno de Pánico, etc., como algunos de los más frecuentemente tratados en terapia.
Cuando nuestro estilo de relación con los demás se considera rígido, cuando parece que no se encaja en la sociedad, cuando a pesar de cambiar constantemente de contexto, parece que nuestros problemas siguen siendo de nuevo los mismos, tal vez sea el momento de plantearse que algo tenemos que cambiar desde lo más profundo de nuestros esquemas mentales, desde la percepción que tenemos del mundo y de los demás.
El saber comunicarnos con las personas del entorno nos hace más felices. Tal vez suene muy categórico una afirmación de este tipo, pero detrás de una comunicación adecuada está el saber poner límites a las relaciones de abuso de poder, saber defender nuestros derechos, poder conseguir determinados objetivos sin herir a los demás, hacer entender nuestros sentimientos y necesidades y, sobre todo, que el respeto mutuo prime en nuestras relaciones.
A veces la imagen que tenemos de nosotros mismos no se corresponde con la que proyectamos en los demás. Mientras nos ven como personas valiosas, podemos sentirnos un fraude para nosotros mismos. Unas veces este déficit de autoestima está asociado a estados depresivos o a una fobia social, pero otros es simplemente un problema aislado que merece la pena ser trabajado para no contaminar áreas vitales relevantes para la persona en cuestión, como puede ser el conseguir un trabajo, tener pareja o simplemente sentirse una persona útil y querida en su entorno.
A menudo asociamos el duelo a la muerte de un ser querido y es cierto, es uno de los peores momentos vitales que podemos atravesar. No obstante, estamos expuestos a duelos constantemente en nuestra vida (una separación o divorcio, una ruptura de amistad, una pérdida de salud, un cambio de trabajo importante, etc.). Son todas situaciones que requieren una adaptación y un dejar marchar. En este caso, el acompañamiento por parte del profesional de Psicología hace que no nos quedemos estancados en una etapa del proceso, sino que sigamos avanzando comprendiendo mejor las situaciones a las que nos exponemos.
Las cardiopatías, el cáncer y la diabetes, son problemas de salud cada vez más frecuentes en nuestra sociedad. Cada uno de ellos tiene su clínica propia, que conlleva la necesidad de adaptación de todo el núcleo familiar a los diferentes inconvenientes que surgen a lo largo de todo el proceso (diagnóstico, intervenciones, cronicidad…). La Psicología tiene una gran función en la ayuda a sobrellevarlos, e incluso, salir reforzados a partir de ellos.
Entendemos esta como la rama de la psicología que utiliza aquellas herramientas validadas científicamente y que están encaminadas a potenciar el bienestar sin centrarnos en la patología. Objetivos de intervención importante en este sentido son el desarrollo personal y profesional, el cómo establecer relaciones constructivas, el fomento de las fortalezas personales, el aumento de las emociones positivas y el sentido vital y el aumento de la autoestima.
La evaluación psicológica y dictamen objetivo a partir de pruebas estandarizadas y entrevistas personales de las secuelas derivadas de determinadas situaciones traumáticas, así como de idoneidad parental en caso de adopción y separaciones, o bien la determinación de la mejor opción de custodia para un menor, son sólo algunos de los temas más frecuentemente peritados.