¿Enfrentarse a los miedos o vivir junto a ellos?
El miedo está sobreestimado como emoción negativa…
Es una emoción básica, sí, pero no por ello poco útil. Te agarra de la mano y te acompaña en el transcurso de la vida. A veces te detiene, otras te empuja, otras… le miras a los ojos.
Los miedos nos ayudan a gestionar nuestra propia vida, a saber priorizar lo que deseamos, a poder dar valor a los retos que conseguimos. Sólo tenemos que aprender a escuchar qué nos están diciendo y tener ese cuidado que requieren las situaciones importantes de nuestra vida.
Los niños saben mucho de ellos, saben convivir sin prejuicios con el temor a la oscuridad, a los ruidos fuertes, a los desconocidos, o a alejarse de sus padres. Los adolescentes, al miedo al rechazo por parte de sus iguales, o a no “parecer lo suficiente” en las redes sociales, o a la evaluación académica, sobre todo en pruebas tan importantes como la selectividad y en la que creen que van a jugarse su futuro profesional y cuya puntuación va a determinar el fracaso vital de su existencia.
Hablaríamos de fobias cuando ese miedo nos supera, nos bloquea o decide por nosotros, dejándonos ajenos a nuestra propia voluntad. Pero de esto hablaremos en otro apartado.
¿Y los adultos? ¿Con qué miedos convivimos? ¿Por qué se da el prejuicio de no poder expresarlos, no vaya a ser que se nos considere débiles? ¿Sería este el primer miedo a tener en cuenta? ¿Hemos de ser súper humanos ajenos a toda emoción que no tenga que ver con la valentía, esfuerzo y alegría? Ojalá fueran estas las que nos acompañaran siempre, pero sabemos que la vida no es eso lo que nos depara. Y demonizar el dolor, el miedo o la ansiedad sólo hace que estos cobren aún más fuerza.
Podría hacer un gran listado de miedos comunes, pero prefiero lanzar una reflexión acerca de la emoción. ¿Cuál es tu miedo? ¿De qué crees que te protege? ¿Qué harías si no te frenara? ¿Crees que esta misma acción la podrías llevar a cabo sin la prudencia que te ofrece el miedo? ¿Te es útil la emoción? ¿Te gustaría realmente desprenderte de ella? ¿Cómo crees que puedes hacerlo?
Observa tus respuestas… y piensa si se trata de asuntos pendientes, miedos no elaborados o traumas complejos que han dominado tu vida y que requieren ser trabajados para poder alcanzar la libertad mental y conductual a la que todos podemos aspirar. O tal vez, simplemente, sea miedo a lo que aún está por conocer. Tal vez no sea tan malo una vez que pertenece a nuestra vida. Tal vez nos acerque a algo mejor.
Como se suele decir, no es más valiente quien no tiene miedos, sino quien se enfrenta a la vida en su compañía.
Margarita Villanueva